Tokio Blues

domingo, 30 de diciembre de 2012
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La música cambió a una melodía de Billy Joel. Alcé la cabeza, contemplé las nubes oscuras que cubrían el Mar del Norte, pensé en la infinidad de cosas que había perdido en el curso de mi vida. Pensé en el tiempo perdido, en las personas que habían muerto, en las que me habían abandonado, en los sentimientos que jamás volverían.

Seguí pensando en aquel prado hasta que el avión se detuvo y los pasajeros se desabrocharon los cinturones y empezaron a sacar sus bolsas y chaquetas de los portaequipajes. Olí la hierba, sentí el viento en la piel, oí el canto de los pájaros. Corría el otoño de 1969, y yo estaba a punto de cumplir veinte años.

Volvió a acercarse la misma azafata de antes, que se sentó a mi lado y me preguntó si me encontraba mejor.

– Estoy bien, gracias. De pronto me he sentido triste. Es sólo eso – dije, y sonreí.
– También a mí me sucede a veces. Le comprendo muy bien – contestó ella. Irguió la cabeza, se levantó del asiento y me regaló una sonrisa resplandeciente–. Le deseo un buen viaje. Auf Wiedersehen!
Auf Wiedersehen! – repetí.


"Tokio Blues (Norwegian Wood)"
Haruki Murakami