Tokio Blues

domingo, 30 de diciembre de 2012
.

La música cambió a una melodía de Billy Joel. Alcé la cabeza, contemplé las nubes oscuras que cubrían el Mar del Norte, pensé en la infinidad de cosas que había perdido en el curso de mi vida. Pensé en el tiempo perdido, en las personas que habían muerto, en las que me habían abandonado, en los sentimientos que jamás volverían.

Seguí pensando en aquel prado hasta que el avión se detuvo y los pasajeros se desabrocharon los cinturones y empezaron a sacar sus bolsas y chaquetas de los portaequipajes. Olí la hierba, sentí el viento en la piel, oí el canto de los pájaros. Corría el otoño de 1969, y yo estaba a punto de cumplir veinte años.

Volvió a acercarse la misma azafata de antes, que se sentó a mi lado y me preguntó si me encontraba mejor.

– Estoy bien, gracias. De pronto me he sentido triste. Es sólo eso – dije, y sonreí.
– También a mí me sucede a veces. Le comprendo muy bien – contestó ella. Irguió la cabeza, se levantó del asiento y me regaló una sonrisa resplandeciente–. Le deseo un buen viaje. Auf Wiedersehen!
Auf Wiedersehen! – repetí.


"Tokio Blues (Norwegian Wood)"
Haruki Murakami 



James Dean

domingo, 29 de julio de 2012


  

¿Has tenido alguna vez la sensación de que no puedes hacer nada? Quiero decir, ¿no te ha pasado alguna vez que, sabiendo que tienes que hacer alguna cosa, te das cuenta de que no tienes ningún control sobre la forma de llevarla a cabo? Todo lo que sé es que tengo que hacer algo. Todavía no sé exactamente qué, pero cuando llegue el momento, lo sabré. Tengo que seguir intentándolo hasta dar con ello. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Imagínate, por ejemplo, que yo sé que quiero ser actor, pero que no es exactamente eso... Ser sólo actor o director, aunque sea uno muy bueno, no es suficiente...

Creo que no hay nada que no puedas hacer, si te entregas de lleno. Lo único que impide que la gente consiga lo que quiere son ellos mismos. Ponen demasiadas barreras en su camino. Es como si tuvieran miedo de triunfar. Creo que sé por qué les ocurre esto. El triunfo lleva consigo una enorme responsabilidad, y cuanto más grande sea el triunfo, mayor es la responsabilidad...

Pero yo creo que si no tienes miedo, si pones todo tu ser, todo lo que en ti hay de valioso, si pones todo tu empeño en conseguir un objetivo final, nada podrá impedir que lo alcances. Se trata de que aceptes el mundo tal como es y dejes que todo fluya normalmente hacia ti, que te envuelva. Si lo haces, las cosas empezarán a funcionar a tu alrededor como nunca soñaste que pudieran hacerlo.

Por eso voy a seguir con esto. No quiero ser sólo un buen actor. No quiero ni siquiera ser el mejor. Quiero crecer y crecer, crecer tanto que nadie me pueda alcanzar. No para demostrar nada, sino simplemente para llegar adonde tienes que llegar cuando dedicas tu vida entera y todo lo que eres a una sola cosa.

Quizá lo que voy a decirte te parezca una locura o puro egocentrismo, pero creo que sólo existe una forma de grandeza en el hombre. Si un hombre consigue llenar el vacío que separa la vida de la muerte, si puede vivir después de muerto, quiero decir, entonces es posible que sea un gran hombre. Cuando se habla de triunfar, se habla de llegar a la cima. Pero la cima no existe. Tienes que seguir y seguir, sin detenerte nunca en ningún lugar. Para mí, el único triunfo, la única grandeza de un hombre, reside en la inmortalidad. Que tu trabajo se recuerde a lo largo de la historia, dejar algo en este mundo que permanezca durante siglos: en esto consiste la grandeza.

Quiero crecer hasta sobrepasar este pequeño y mezquino mundo en que vivimos. Quiero dejarlo todo atrás, todos los pensamientos triviales sobre cosas totalmente insignificantes, cosas que de todos modos nadie recordará dentro de cien años. Existe un nivel en algún lugar donde todo es sólido e importante. Voy a intentar alcanzarlo para encontrar ese sitio en el que yo creo, cerca de la perfección, un lugar donde todo este confuso mundo debería estar, y podría estar, si se tomara el tiempo necesario para aprender cómo.


James Dean


Etapas

lunes, 11 de junio de 2012




Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, cerrando puertas o cerrando capítulos. Lo importante es poder cerrarlos y dejar ir momentos de la vida que se van terminando. 

 ¿Terminó tu trabajo? ¿Se acabó tu relación? ¿Ya no vives más en esa casa? ¿Debes irte de viaje? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en repetir el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual cosa. 

El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos estamos encaminados a ir cerrando capítulos, a pasar la página, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y a seguir adelante. 

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas que ya no existen, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. 

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! 

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar la vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. 

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento. El repetir "tu película personal" para darle y darle al asunto. Lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte. 

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no dejas ir? ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?) ¿Necesidad de aclaraciones? ¿Palabras que no se dijeron? ¿Silencios que lo invadieron? 

Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio. 

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a que volver. Cierra la puerta, pasa página, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Por salud mental, por amor a ti mismo, desprende lo que ya no está en tu vida. 

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste solo. Por lo tanto, es costumbre vivir contigo mismo, y es un trabajo personal aprender a vivir solo, sin la compañía humana o física que hoy te duele dejar ir. 

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque recuerda, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate. 

Hay muchas palabras que significan salud mental y cualquiera que escojas te ayudará a seguir adelante con tranquilidad. 

¡Esa es la vida! 


Paulo Coelho 

Unlocked

viernes, 11 de mayo de 2012


Ahora que puedo despedirme como quisiera haberlo hecho entonces, ahora que puedo ser objetivo con este “adiós”, ahora que ya nos hemos hecho daño… Ahora que ya hemos roto corazones, ahora que no sé si cuando me marche volveré a verte algún día... Te pido perdón ahora, te pido perdón por todos los viajes que no hemos hecho, por todos los lugares a los que no fui contigo por falta de tiempo, perdón por haberte dado demasiados abrazos, perdón por haberme sentido feliz a tu lado, por haberte comido a besos y a mordiscos... Perdón por no saberte cantar canciones, por levantarme despeinado, por ser lo primero en lo que pensaba al despertar...


Te pido perdón por sentir todo lo que sentí, porque te abracé demasiado fuerte y con demasiadas ganas, porque te cogí de la mano y no quise soltarte. Te pido perdón porque quise hacerte el amor en todas partes, perdón por lo poco que te llamé por teléfono, por no enviarte demasiados mensajes y por ser ya tarde cuando me di cuenta de todo. Perdón porque te dije cosas que no sentía cuando me enfadé y tonteé para hacerte sentir celos, perdón por querer quitarte los enfados con abrazos y besos, por no saber enfadarme, por no saber decirte que no.


Perdón porque creí que la distancia sólo separaría nuestros cuerpos y no nuestros corazones, porque no quise dejar de sorprenderte, perdón si no te hice caso cuando me decías algo. Te pido perdón así, de este modo, porque no te conté todo, no te dije el miedo que me daba que todo terminara algún día. Te pido perdón por el momento en que te dije que te quería...


Y vengo a despedirme ahora que tengo que irme, ahora que tengo miedo, ahora que aún tiemblo si sé que vas a aparecer por la esquina. Así que, te regalo una despedida antes de marcharme del todo, porque tal vez mañana te dejaré una hoja en blanco pero no sabré qué decirte, y es que siempre se me dieron mal las despedidas... Pero aún así, espero siempre poder abrir el álbum de fotos de mi memoria y pensar que valió la pena conocerte, aunque por entonces no supiera decirte adiós. Y que esta despedida sirva para recordarnos siempre por qué te quedas y por qué yo me marcho.







Viviendo de recuerdos

domingo, 29 de abril de 2012


Ya perdoné errores casi imperdonables.
Ya traté de sustituir personas insustituibles,
y de olvidar personas inolvidables.

Ya hice cosas por impulso.
Ya me decepcioné con algunas personas,
pero también yo decepcioné a otras.

Ya abracé para proteger.
Ya me reí cuando no podía.
Ya hice amigos eternos.
Ya amé y fui amado, pero también fui rechazado.
Ya fui amado y no supe amar.

Ya grité y salté de felicidad.
Ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero también los he roto, y muchos.

Ya lloré escuchando música y viendo fotos.
Ya llamé sólo para escuchar una voz.
Ya me enamoré por una sonrisa.
Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y
tuve miedo de perder a alguien especial
(y terminé perdiéndolo).

¡Pero sobreviví y todavía vivo!
No paso por la vida.
Y tú tampoco deberías sólo pasar,
recuerda que tan sólo estás
en la primera etapa de tu vida.


Adaptación de un texto de
Charlie Chaplin


Algún día...

domingo, 18 de marzo de 2012


Intentaré no preguntarme más veces que “¿por qué?”.

Nos pasamos el día pensando en el pasado, o en qué será del futuro. Pero, ¿y qué pasa con el presente? Deberíamos dejar de comernos tanto la cabeza y preocuparnos por ser un poco más felices.

Lo que realmente es difícil, es cuando tu mente te dice "renuncia" y la esperanza junto con el corazón susurran... "un intento más". Crees dirigir su corazón y el tuyo, pero no, no puedes. La solución que podría parecer más sencilla es la de guardar tus sentimientos y alejarte de esa persona, pero como si fuera tan fácil borrar a alguien de tu mundo...

¿Sabes? Me gusta la gente capaz de comprender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no puede salir del corazón. Y es que muchas veces tenemos el problema de que tu corazón no quiere admitir lo que tu mente ya sabe...

Así que me quedaré con los ganas de ir y preguntarte, ¿qué tal si nos conocemos de nuevo?, ¿no podrías fingir ser como eras?

No puedes reírte siempre por la misma broma, pero sí que podrás llorar durante años por lo mismo. 


Fotografías

domingo, 26 de febrero de 2012


Esta es una pequeña historia que quiero contar sobre un chico al que conocí muy bien durante aquellos días tan geniales. Se enamoró, me enamoré. Pensaba que era el indicado para mí, no me fijaba en nadie más... y mira lo que le pasó a nuestro amor. Y ahora me pregunto... ¿cómo ha podido ser?

Deberíamos haber sido tú y yo, podríamos haber sido tú y yo... pero me rompiste el corazón y aquí me he quedado. Y ahora todo lo que tengo son estas fotografías, que no son nada sin ti.

Y estos días me está matando el hecho de que ya no estés cerca. Necesito un remedio, he estado buscando una solución y esa es que tu estés aquí ahora porque estoy sufriendo. Sé que estás mejor cuando estás conmigo, este sitio es un lugar mejor cuando tú estás en mi mundo.

Hoy sería un día mucho mejor si estuviéramos como “ayer”, tan felices y pasándolo bien... Todo lo que me queda son estas fotografías, recuerdo cuando solía hacerte reír y no quiero quedarme atrapado en el pasado, pero eres todo lo que tenía y lo que tengo y tampoco quiero perder todo lo que hemos construido y sentido hasta ahora. Somos tú y yo, eres mi estrella, te daría cualquier cosa, incluso mi corazón...

Porque todo lo que me queda ahora son estas fotografías, todo lo que me queda no vale nada sin ti.


Written by:
William Adams, Jean Baptiste, Michael McHenry y Allan Pineda